martes, 13 de octubre de 2009

Nuestro propio Argentina-Perú




Estábamos en el bar de la esquina, esperando para ir a probar sonido, y aprovechando para ver el segundo tiempo de Argentina-Perú. Ganaba Argentina 1 a 0. Lentamente comienza a llover. “Bueno, un poco de aguita, no pasa nada, la gente piola viene igual”. Poco después llueve a cántaros. “Bueno, un paraguas y ya, qué tanto”. Lentamente empieza a diluviar. “Bueno…”
Gol de Perú. Gol que deja a Argentina prácticamente fuera del Mundial. Y ahí la buena onda se va al carajo. Ya no viene nadie. Capaz que ni nosotros. El Monumental y el Club del Arte con la misma sensación, el silencio, la decepción, la agonía.
Y de la nada, inesperadamente, como ocurren las cosas geniales, llega Palermo, su gol y el milagro. Y volvimos a creer. Y la lluvia no paraba pero no importaba. Termina el partido y cruzamos la calle para ir a la prueba, completamente empapados entramos al reducto vacío. Poco después entra una persona. Después Dos. Tres. Y así nos encontramos tocando para unos 60 tipos que nos escucharon con atención, disfrutando, aplaudiendo, algunos cantando.
No sabemos nada de banderas, bengalas y cánticos, pero pocas veces Imperio Maltés y el fútbol estuvieron tan cerca.

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